Y quién sabe por qué otras razones.
Aún así, hoy me miro de niña a la distancia, y la verdad es que fui muy bendecida: amada y cuidada (y eso mismo fue lo que me hizo querer salir del nido y probar mis fuerzas.. por orgullo y porque me daba tanto miedo que, si no lo hubiera hecho, el miedo me habría comido).
Después volví.

Hoy, estoy donde deseo, de la forma que deseo. Trabajando aún creencias, lidiando con mis apegos, pero contenta en general con cómo me he construido y con confianza en el presente y en el porvenir.
Conciliada con mi niña interna, ajustándome a mi ser Mujer, y mirando así, como siempre, al horizonte, pero mientras me doy mi tiempo para compartir este presente continuo con quienes elijo y también eligen compartir conmigo el camino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario