19.4.06

fuego nuevo

(Lecciones ancestrales de Esperanza... o de cómo se puede Creer en la posibilidad de la reconstrucción... la recreación... la resignificación... el renacimiento...)


Ocurría cada 52 años: la convergencia en un mismo punto de dos formas de cómputo del tiempo de los pueblos mesoamericanos (la relacionada con la agricultura y la que regulaba las ceremonias religiosas que se practicaban...) 52 años solares a 73 años religiosos... y entonces se iniciaba un nuevo ciclo. Era el Fuego Nuevo...


Mágico transmigrar energético.






Transformación y regeneración.
Movimiento continuo.
El Fuego (en esencia Dual) omnipresente en los tres niveles... cielo, tierra e inframundo... Ilhuicatl, Tlalticpatl y Mictlan...



El Hombre en relación estrecha con él y con su representación simbólica, en una búsqueda incansable de renovación.



Y como en espiral dialéctica... siempre hacia una depuración del Ser.
Recorriendo el Universo según la figura propuesta: comenzar... avanzar en forma progresiva semicircular, rodear y al casi llegar al punto inicial, reobservarlo... como retroalimentación...
Subir después a otro nivel.
Explorarlo.
Avanzar. Rodear. Recordar. Ascender.
Apertura y cierre que alternan y se resuelven.

Niveles que permanecen ligados, pero que uno a uno han de superarse. Que con el tiempo serán La Historia. Que como tal permanecerán, y en su naturaleza, darán paso a este continuo devenir. Vínculo alrededor de un eje entre el nivel primero y el actual... entre el inicio y el momento presente... entre el Pasado y el eterno Presente.
Y así, la construcción de una Identidad.
Y aquí, de nuevo esa enseñanza de nuestros ancestros: que para nosotros, para el Universo... es posible Renacer.

2.4.06

supersticiones


Un gato negro no tiene la culpa de la catexis hecha en él. Ni cada espejo roto. Ni la sal pasada de mano a mano en la mesa. Ni ese espacio triangular que se forma debajo de una escalera dispuesta para su uso convencional. Ni la libélula con su desafortunado mote. Ni el Fin como sinónimo de tragedia. Ni la Muerte como sinónimo de Fin.


Tampoco es cuestión de eufemismos: la Muerte es Muerte... aún si se disfraza de Tiempo o de Olvido.
Y no es perversa por hacerlo.
Per-versa tal vez... o quizás nosotros lo hacemos, para finalmente invocarla y querer cargarle a Ella el muerto...
Creemos que ninguno habrá de pesarle y olvidamos que también es una dama.
Nos falta ser justos. Liberar prisioneros de nuestro imaginario personal. Quitar investiduras que nos hagan prejuzgar: ver gatos negros, pasar por debajo de escaleras y romper espejos sin necesitar maldecir la hora en que suceda.
Respetar a la Muerte y a la Naturaleza. Olvidar el orgullo y la soberbia. Dejar de pensar que las podemos controlar; que la una hará su danza con el ritmo que osemos tocar... que la otra cambiará su curso sólo porque deseemos que así sea.
Y aún creo que soy para mí ese espacio en el que tengo posibilidades de experimentación... de ensayo y error o, mejor aún, de diálogo abierto y franco con todas esas Fuerzas que hay en cada molécula del Universo.
Mientras tanto, busco la mandrágora que venga a poner fin a esta fatal melancolía... a esta infinita tristeza...

burocracia divina

El hambre no respeta raza, credo, edad, condición social... ya ni siquiera divinidad. Al parecer, Dios, mientras la nueva ley era aprobada, había salido a desayunar.

"...Bienaventurados aquellos que, pese al panorama desalentador que se vislumbra después de esta desafortunada aprobación... se mantendrán incólumes y por demás ecuánimes... defendiendo los ideales que enaltezcan la creación y difusión cultural, la información veraz y con sentido crítico, y toda aquella manifestación de las que, a todas luces, hoy más que nunca pretenden acallar... porque de ellos será el Reino de la Libertad..." (capítulo único, versículo único, del inexistente Libro Sagrado de esta lúdica profana).

...y parafraseando a Forrest Gump: es todo lo que tengo que decir sobre eso...