¿Qué le pasa a este blog? Acabo de encontrármelo por ahí tirado, y parece que el pobrecillo está incosciente. ¿No hay ningún médico por aquí? Que alguien le haga el boca a boca, que alguien le golpee el corazón. Mamlakat, por el amor de dios, haz algo, ¡que se nos muere! Es uno de los poquísimos blogs que he leído que no renuncia al rigor (o, como mínimo, al sentido) en favor del estilo, ni al estilo en favor del rigor. Sigue escribiendo, que tienes talento. Más de uno te lo agradeceremos.
¿Qué no lo has hecho ya por mí? =) (Un gran amigo dijo alguna vez que lo de dejar comentarios se parece a hacerle la respiración boca a boca o un masaje cardiopulmonar. Gracias, pues, porque le has devuelto un poquito de vida).
Gracias, además, por decir esas cosas lindas de él. Y bueno, que aunque no dudo ni un poco de tu percepción, he de decirte que vivo conmigo todos los días, así que me tomaré la libertad de no creer tanto el gran halago que me haces.
Como sea, es un gusto que pases por la casa, y eres bienvenido cada vez que quieras...
(Me voy a poner un poquito pedante) Según Diógenes Laercio, Antístenes decía que le temía más a los aduladores que a los buitres, porque éstos sólo se comen a los muertos, mientras que aquéllos se comen a los vivos… Pero entiendo que no tengo derecho a quejarme, porque he sido yo el que ha empezado. Es justo, yo te adulo y tú me adulas, estamos en paz. Ahora podemos hablar francamente, como hablan dos rivales después de intercambiar un par de hermosos puñetazos. Me alegro de que hayas retomado el blog, si es que alguna vez lo abandonaste.
Y si no, siempre está el recurso de la psicosis autoproclamada: Tú no existes, eres sólo una invención de mi maltrecha conciencia, que fabriqué para tener un pretexto para sentarme en mi primer día de vacaciones, y escupir todo lo que los reportes y análisis y demás asuntos laborales no me había permitido expresar. Yo no existo, y soy sólo una invención tuya, que fabricaste para... seguramente lo sabrás mejor que yo.
5 comentarios:
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es que mis ojos se han cerrado, hinchados de tanta lluvia y tanta luna y tanta vida y tanto.. tan poco de tí.
¿Qué le pasa a este blog? Acabo de encontrármelo por ahí tirado, y parece que el pobrecillo está incosciente. ¿No hay ningún médico por aquí? Que alguien le haga el boca a boca, que alguien le golpee el corazón. Mamlakat, por el amor de dios, haz algo, ¡que se nos muere! Es uno de los poquísimos blogs que he leído que no renuncia al rigor (o, como mínimo, al sentido) en favor del estilo, ni al estilo en favor del rigor. Sigue escribiendo, que tienes talento. Más de uno te lo agradeceremos.
¿Qué no lo has hecho ya por mí? =) (Un gran amigo dijo alguna vez que lo de dejar comentarios se parece a hacerle la respiración boca a boca o un masaje cardiopulmonar. Gracias, pues, porque le has devuelto un poquito de vida).
Gracias, además, por decir esas cosas lindas de él. Y bueno, que aunque no dudo ni un poco de tu percepción, he de decirte que vivo conmigo todos los días, así que me tomaré la libertad de no creer tanto el gran halago que me haces.
Como sea, es un gusto que pases por la casa, y eres bienvenido cada vez que quieras...
(Me voy a poner un poquito pedante) Según Diógenes Laercio, Antístenes decía que le temía más a los aduladores que a los buitres, porque éstos sólo se comen a los muertos, mientras que aquéllos se comen a los vivos… Pero entiendo que no tengo derecho a quejarme, porque he sido yo el que ha empezado. Es justo, yo te adulo y tú me adulas, estamos en paz. Ahora podemos hablar francamente, como hablan dos rivales después de intercambiar un par de hermosos puñetazos.
Me alegro de que hayas retomado el blog, si es que alguna vez lo abandonaste.
Y si no, siempre está el recurso de la psicosis autoproclamada: Tú no existes, eres sólo una invención de mi maltrecha conciencia, que fabriqué para tener un pretexto para sentarme en mi primer día de vacaciones, y escupir todo lo que los reportes y análisis y demás asuntos laborales no me había permitido expresar. Yo no existo, y soy sólo una invención tuya, que fabricaste para... seguramente lo sabrás mejor que yo.
Como sea, la máscara ya está en el suelo. En paz.
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