Las ideas que flotan hoy en mi no-espacio personal, semejan a un -decídase:- 'momento del día, o la noche, o la mañana, casi madrugada, o la media tarde (ahora con estos cambios de horario)' que en algunos contextos les da por llamar "hora cero"...
¿Sabes a qué me refiero?
Es ese momento en que miras -generalmente- al cielo, y te es casi imposible identificar (sin recurrir a cronologías baratas que incluyan la recitación devota del itinerario llevado a cabo por tí hasta ese instante, ni a la cotidianeidad y regularidad de esas actividades realizadas) si es de mañana o de tarde, y en todo caso, qué endemoniada hora puede ser la que marque en el huso horario del lugar en que te encuentres, el reloj de pulsera que hace tantos años dejaste de usar por considerarlo una atadura al siempremaldito Sistema que por más que lo odias no dejas de escribir con mayúscula, dices tú que para denotar el hecho de que se trata de otra conceptualización compleja y no sólo de un sustantivo aislado, pero que en ocasiones como esta de tí, tratando de explicar parte de la maraña mental que parece no querer desbaratarse, te pesa un poco -aunque sin drama- esto de que te detengas también a explicarlo: que 'Sistema' no es igual que 'sistema', aunque ahora que lo piensas mejor (¿de verdad 'mejor'?, tal vez sólo 'de nuevo'), quizás sólo se trate de un ligero comentario que se ha escapado de tu evoteca y ni modo, porque ya quedó plasmado.
Entonces, todo sucede más o menos de este modo:
Te encuentras en cualquier espacio que posee alguna clase de abertura al exterior -quizás el propio 'exterior', que sin embargo no deja de ser 'interior' de este Universo, y tal vez 'sobre' este planeta- y por alguna razón que aquí no trataremos de dilucidar, levantas tu cabeza y posas tu mirada en el poéticamente llamado firmamento (que ahora mismo he tenido que buscar en el diccionario para saber si de verdad se puede usar como sinónimo de 'cielo', por una preocupación concerniente a que sólo se permitiese llamarle 'firmamento' en tanto pudiesen visualizarse [gracias al movimiento de rotación de la Tierra, que deja por cierto tiempo a casi la mitad del planeta sin recibir la luz directa del Sol], esa incontable cantidad de pequeños, medianos y grandes astros como las estrellas, o la Luna u otros planetas -como Venus que siempre es la primera 'estrella' [que ni siquiera es estrella sino planeta] que se ve junto a la Luna o muy cerquita de ella, y que dicen por ahí que si la miras en el momento en que todavía no se ve ninguna otra estrella en el cielo, puedes pedir un deseo y se te cumplirá-), para, inmediatamente después, experimentar este extraño efecto con el que tus sentidos son confundidos momentáneamente y eres incapaz (si no tienes algún punto de referencia) de afirmar con certeza si se trata de un instante de la mañana, o uno de la tarde.
Sólo recuerdo que antes de comenzar a escribir, pensaba en qué podría ser parte de lo que mantiene a dos personas que -con o sin trascabos y en cierto caso, sus consecuentes menoscabos-, deciden, aceptan y/o simplemente dejan que suceda, la continua existencia de su convivencia dentro de los términos de lo que convencionalmente puede llamarse 'pareja' -léase: relación amorosa o sentimental-...
Y que al pensar en ello, lo primero que vino a mi cabeza, fue esto que he de relatar a continuación, como un acto de lealtad anacrónica a la emergencia ideográfica.
Sucedió hace poco mientras conversaba con un par de amigos que, para ser prácticos, diré simplemente que son 'pareja':
Pasábamos por cierta comunidad y Ella de pronto hizo un comentario con respecto al lugar... una especie de breviario cultural que ni Él ni yo conocíamos. Ellos tienen ya algún tiempo juntos, y después de escuchar el comentario que Ella hiciera, Él dijo esto que, ahora que lo evoco, me da cierta intuición con respecto a la cuestión que rondaba mi cabeza...
Con una emoción, mezcla de sorpresa y alegría o algo parecido, simplemente dijo:
"¡¡Hey!! ¡¡¡Tienes más historias de las que me has contado!!!"