-¿por qué no nos ahorcamos?
-¿no tienes un trozo de cuerda?
-no
-entonces no podemos...
Esperando a Godot.
Samuel Beckett.
Amaneció y yo tan feliz (siempre sucede): no pensaba en nada y la pasé bien por un rato.
Pero el Sol se aleja del oriente, avanza vertiginosamente, y al tiempo que se desliza para llegar a situarse en el cenit ese minúsculo instante en que cada día lo hace, recoge imágenes peligrosas de no-sé-dónde y las proyecta en el cielo construyendo el collage que traza la disyuntiva esta que ahora mismo traigo en la cabeza:
No sé si cortarme las venas... o dejármelas largas...
La razón no importa. No a ustedes.
Buscaba, pues, una opinión, y Beckett me la dio. Yo digo que se mofa, sin carcajadas pero inmensamente divertido.
Después de escucharlo me quedo pasmada (de boba)... esbozo una sonrisita apenada... me tapo la cara con mis dos manos, y hago un par de ventanitas (con mis dedos ligeramente separados) por las que lo observo... y él permanece impasible.
Pero en lo subsecuente todo control está perdido:
Mi boca toma vida propia y decide extenderse al punto en que creo que se va a romper... se alarga y sus dos extremos suben contentos a la altura de mi nariz, ejerciendo una ligera presión que hace dos hoyos que empujan a los cachetes míos y los abultan un poco... se quedan ahí arriba y los labios de tanta emoción no pueden seguir abrazados... se sueltan al unísono y (como si hubiesen estado dando vueltas) salen disparados uno hacia arriba y el otro hacia abajo... (por suerte que esos hoyitos que hicieron los extremos de mi boca en los cachetes, cavaron dos pequeños diques donde los labios han quedado incrustados... que de no ser así, sabe Dios dónde andarían ahorita pisoteados esos labios míos por soltarse uno del otro).
Que de cualquier modo andan cerca del suelo... pero eso es más bien cosa mía... porque no he contado todo:
Se sueltan ellos y entonces se forma una cueva grande que yo creo ha de ser muy oscura, porque al momento en que se abre, sale de ella una pequeña voz a asomarse, y clarito la veo agarrada de la campanilla con una mano, y tallando sus ojos somnolienta con la otra, por lo que pienso que mientras mis labios se abrazan, seguro debe dormir todo el tiempo...
Se asoma y en cuanto ve de qué se trata, se pone a bailar como loquita sobre un montón de cuerdas (creo que les llaman "vocales"), y ahora sospecho que antes de meterse ahí, de seguro que era trapecista en algún circo... y una trapecista musical, porque cada cuerda a la que pisa, hace un ruidito diferente que, para que me entiendan, juntitos todos uno detrás de otro, suenan como así:
"Jajaja, jijiji, juarjuarjuar"
Y así lleva un buen rato. Lo juro. Y yo me he cansado tanto de verla, que he tenido que tirarme al suelo (por eso los labios andan también por acá), porque aparte de todo, mientras baila, algo jala desde dentro que hace que mi panza se agite y se apachurre y le haga cosquillas a mis piernas, y que ellas se rebelen y decidan no sostenerme como Dios manda...
Y yo no sé cuándo va a dejar de bailar, pero a decir verdad no me molesta y, por mí, podría hacerlo siempre... sólo le pediría a veces que se detuviera, pero poquito, mientras como algo, o mientras duermo un rato, o mientras veo cómo se llevan al panteón a esas gentes que en estos días se andan muriendo..., y cuando vea a las que el Gobierno les está dando de catorrazos y encerrándolas porque expresan sus necesidades y se oponen a ser violadas en sus derechos, le diré que baile de otro modo, no con ja-ji-juar, porque esas cosas no pienso que sea bonito bailarlas así, ni aplaudirlas ni mucho menos... y ahora que la vocecita esa anda aquí, creo que hay cosas que debe aprender, y yo podría enseñárselas.
Por eso voy a enseñarle (ojalá no sea yo tan mala maestra) a que baile otros ritmos. Eso sí: siempre sobre las cuerdas (que al fin que eso ya lo sabe bien), para que acá afuera haya quien pueda escuchar su baile.
Pediré ayuda a mis deditos, que también son bailarines, aunque a su modo y en otro tipo de pistas (ahora mismo bailan sobre esto que se llama teclado... a veces hacen un truco bien mágico en el que forman una especie de pirámide entre todos, y dos o tres de ellos se trepan en un tubito de madera o plástico que en su interior y a lo largo trae una tira larga de grafito, u otro tubito lleno de un líquido que se llama tinta, y que como sea, cualquiera de ellos dejan las huellas de la danza de los dedos sobre un papel o dentro de una pantalla)...
Y ya que la vocecita aprenda a bailar a ritmo de denuncia de las injusticias y proposición de mejoras sociales, entonces tal vez la lleve a que lo haga frente a mucha gente, para que la vean... y ojalá los contagiara, porque tengo en mente un baile bien chulo que suena a Esperanza y a Fe en que hay cosas que podemos cambiarle a este mundito para que sea más bonito vivir en él.
Pero por lo pronto no tengo tanta prisa. Me gusta el baile que está haciendo, y como aún no tengo hambre, ni sueño, ni he visto hoy las noticias... pues tal vez pueda seguir un rato más aquí en el suelo mientras baila.
Ya decía que no me molesta que lo haga y podría verla todo el tiempo, sobre todo ahora que hasta he olvidado las imágenes que el Sol iba pegando en el cielo y el collage que estaban formando, o qué cosa es "disyuntiva" y si yo podría tener alguna vez una de ellas... o qué carambas hace en mi mano esta navajita...